Tomar consciencia de que hemos elegido como pareja a un perverso narcisista que, ante los ojos de los demás, aparenta ser una persona adecuada y capaz de esconder muy bien sus negocios cercanos a la ilegalidad. Un perverso narcisista que aparenta ser un hombre sonriente de buenas costumbres, que se encarga de mantener relaciones sociales superficiales pero carentes de profundidad, honestidad y plenitud. Un hombre que finge ser buen padre, cuando simplemente “seduce” a los niños con juguetes, autos, dulces, y paseos para realmente usarlos como objetos de su propia proyección y pantalla para tapar su propia miseria. Este tipo de padre jamás será capaz de elaborar emociones de los hijos o ayudarlos a convertirse en personas sanas, ya que el mismo ve a los demás como “cosas” debido a que, anteriormente, él también fue la “cosa” de otrx.”
Reconocer todo esto no es nada de fácil por muchas razones. La principal es la falta de discusión y visibilidad de este tipo de personalidad. Lo segundo es porque, en palabras sencillas, “pasan piola”. A pesar de lo anterior, arrasan completamente con el mundo emocional de la familia, amigos íntimos y comunidad. ¿Por qué algunos pasan desapercibidos? Porque la mayoría abusa de los débiles, de los que no tienen posibilidad de defenderse o de los que, como si fuera un vampiro, sabe que le podrá chupar la sangre. Elige las víctimas que saben que callarán. La psicología, psiquiatría y leyes nos encontramos al debe con la difusión en promoción, prevención y tratamiento de este tipo de personalidades y sus dinámicas, ya que se trata de abusos de poder en torno al sometimiento del más débil. Se trata de acosos a otras personas con determinadas características, de violentar constantemente hasta aniquilar y convertirlas en sumisas, perdiendo casi hasta la capacidad de respuesta. Las víctimas quedan tartamudxs, enfermxs, depresivxs, suicidxs, enfermxs, es decir, golpeadas interiormente con un inmenso daño psicológico. Nadie lo ve, no hay moretones en ninguna parte del cuerpo ya que son lo suficientemente astutos en eso, cuidan de sobre manera la imagen. No dejan huellas evidentes. Salen ilesos. No suelen ir presos.
Son complejos y muy simples a la vez. Al cuidar la imagen, estos narcisistas buscan parejas que tienen “eso” que ellos carecen. Puede ser desde fuerza, belleza, extroversión, seguridad, inteligencia hasta una profesión en concreto. El detalle da igual, lo relevante de tener en mente es que siempre dentro de un perverso narcisista, existe un pobre niño vacío “cosa” a punto de morirse o de enloquecer y que necesita jugar con los otrx, chupar su energía y usarlos – aunque sean sus hijxs, socios, amigos – para siempre estar en la delgada línea roja que los mantiene a salvo de la muerte/depresión más severa o de la psicosis. Los vampiros se alimentan de los otrx, no los pueden considerar personas con sentimientos propios. Los vampiros se disfrazan de humanos y saben también que nosotros, algunos profesionales de la salud, hemos sido víctimas y por eso también siguen abusando, porque creen que no diremos nada, que nos daría vergüenza o miedo decir, y tienen razón, hasta que ya no eres más víctima. Otros siguen siendo víctimas porque mantienen el silencio. Sigamos.
Es complejo reconocer que hemos estado metidxs en una relación tóxica con este tipo de personalidades. Implica sentirse responsable de ser parte de una dinámica de pareja. Es saber que los hijos están en riesgo y que es muy difícil encontrar testigos emocionales disponibles, valientes y cultos en la materia que te acompañen. Pero sepan que existen. Y no es fácil porque esas personas son en extremo hábiles, lo han aprendido desde muy pequeños, generalmente producto de un conflicto infantil no resuelto, quedando atrapado en ser el hijo fetiche de la madre o el padre, pudiendo incluso haber sido erotizado, situación perversa en si misma y sombreado por un padre narcisista – y por ende completamente ausente e imposible de superar – con el que no había ni un vínculo posible. Ahí hay parálisis, terror, angustia, muerte. Desde ahí la competencia eterna con los hombres, que a veces se confunde con homosexualidad, y se puede manifestar con el amor por el propio cuerpo, la eterna juventud, y la rabia latente y/o manifiesta hacia las mujeres, expresadas en abusos integrales. Con integrales me refiero a todo tipo de abusos, porque ya no se distingue entre lo psicológico y físico, todo golpe físico es en sí un golpe a la mente, y todo insulto, acoso, indiferencia, ninguneo, robo de platas, contratos falsos, infidelidades a destajo, abandonos, violencia psicológica, etc es un golpe directo al cuerpo. La violencia hacia la mujer es violencia directa a los hijos. En estos casos, lo vemos muchas veces en las síntomas que presentan ellos, no aguantan más y el cuerpo lo dice.
Reconocer que se ha estado con una persona así es doloroso. Tampoco es fácil, ya que a la vez suelen ser altamente seductores, mentirosos, grandiosos, envolventes, manipuladores, por lo que se es fácil caer en la trampa. Son encantadores y nunca quedan mal con nadie a excepción de su pareja, ya que ésta en rigor representa para el narcisista a sus figuras parentales con los que aún no supera aquellos conflictos infantiles. El narcisista necesita herir, humillar, descalificar, ningunear, golpear. Hay rabia ahí metida, pasiva o directamente agresiva, con la cual ya no puede atacar a quienes fueron los primeros abusadores, sus propios padres. Así que es más fácil atacar a quien a quien está su lado y con quien que comenzó a bailar una danza perversa y tóxica. Hay algo muy débil en nosotrxs que huelen. Y si, lo tenemos.
No es fácil reconocer ni tampoco salir de esa relación. Por un lado, aquello se debe a que esta relación se parece mucho a las que estamos acostumbradas a vivir, ya que suele pasar que lxs que enganchamos en este tipo de relaciones venimos de hogares donde o hemos sido maltratadxs, abusadxs, violadxs, golpedxs o hemos sido espectadoras de maltrato intrafamiliar. En aquel caso, para la víctima el maltrato ya es de antemano habitual, familiar y normalizado. Por tanto cuando el perverso narcisista abusa, no nos parece tan raro, lo tenemos internalizado. Nos puede doler. Lloramos. Seguimos. Otro golpe. Seguimos. Ya sabemos de golpes. Seguimos. Otro golpe. Seguimos. Pero el cuerpo ya no aguanta, la depresión se hace evidente, las crisis de angustia, los insomnios, el abuso de drogas y alcohol, el dolor del cuerpo, el sobre peso, la inapetencia, el desgarro, la pena, la mirada perdida, amargura, quiero morir, no puedo más, los niños, no puedo…. pero él puede.
También se debe a lo encantadores que pueden ser estos narcisista, a como “dan vuelta” todas las situaciones para hacernos confiar en ellos. Solemos caer porque no queremos repetir la propia historia familiar y seguimos a su lado con la fútil. esperanza de hacer cambiar a una estructura de personalidad perversa narcisista.
Y, por último, duele reconocer este tipo de relaciones porque al mismo tiempo conlleva reconocer que nosotrx mismxs fuimos cómplices de esta. Para que exista un mal tratador debe existir otra persona llena de miedos, autoestima dañada, sensaciones de inferioridad, una personalidad que aunque brille en otras áreas, en el área chica de las relaciones íntimas, sufre, se siente débil, falladx, torpe, fácil de destruir. ¡Bingo! Es tierra fértil para el depredador.
Mirar lo anterior, dejar caer lo velos, es una tarea titánica. Las personas nos resistimos, además porque tenemos el mandato patriarcal de la familia de “determinada manera” para toda la vida, que los niños estarán mejor en la escena de “la familia” y que no podemos “fracasar” cuando en rigor todo eso es una ilusión que ya se ha roto y que desde un principio fue un engaño mutuo. No es fácil darse cuenta que una ha bailado el mismo baile, reconocer que ha sido parte de un juego perverso del que debemos salir lo antes posible. Pero existe otra trampa. El sistema judicial es complejo y hace que las mujeres tengamos miedo a la denuncia. Y ese miedo se une al miedo a que la pareja narcisista haga más daño, lo que vuelve a envolvernos en ese círculo de la toxicidad. La ley ve el golpe físico con suerte, pero le cuesta reconocer la violación como violación y le es más complejo aun más ver la dinámica del acoso moral y abuso de la debilidad en el sistema patriarcal. Falta mucha educación sobre este tipo de dinámicas, mientras muchas mujeres y algunos pocos hombres se deprimen, viven angustiadas, ven el deterioro en la vida laboral, familiar y salud. Algunas manifestaciones de aquello pueden ser enfermedades cardiacas, consumo tabaco, benzodiazepinas, alcohol, problemas a la piel, dificultades laborales, desmotivación, tristeza vital, violencia hacia los hijos, alteración del ánimo, trastornos del sueño, peso, ideación suicida, entre otros.
Es urgente hablar de esto. Por las víctimas adultoxs pero principalmente por los hijos que están siendo las principales víctimas, presos en estas dinámicas. No es sencillo agarrar maletas y arrancar. La violencia es solapada. Pero hay que sacar la voz, hablar, escribir, pintar, gritar. Están acostumbrados a nuestra debilidad pero dejamos de ser víctimas una vez que hablamos. Ellos saben esto, por lo que que tienden a aislarnos, y hacernos confiar solamente en ellos. Pasan años así, hasta que finalmente logramos confiar en otras personas, y aquello cuesta. Por los niños y las niñas de hoy, es de suma urgencia desenmascarar a los abusadores.
Para eso hay tareas:
1-Rehabilitarse de los golpes que nos ha dado la vida. Reconocer que somos adictas al maltrato, que en esa área chica lo pasamos mal y tener la certeza que en otras áreas lo hacemos muy bien, por tanto pedir ayuda de manera urgente, reconocer que ahí no podemos solas. Sólo ahí en las demás lo hacemos súper bien.
2.-No hay culpa. Nada de esto tiene que ver con la culpa. Las cosas se dieron así y punto. Aquí y ahora y para adelante.
3.-Reconocer y aceptar de manera clara que a quien se ha amado, confiado y vinculado, tiene un trastorno de personalidad, peligroso para nosotrxs y la familia, la agresión hacia nosotras agrede al sistema familiar y lo descompensa. Ese es otro objetivo de ellos, volverte locx “¿ven? Es locx!” Y hasta los hijos le creen. Hay que saber que no va a cambiar, seguirá siendo falso y seductor con los demás. Debemos protegernos incluso con el contacto cero. PUNTO.
4.- Las que somos madres, tarea nada de fácil, debemos reconocer a las personas que son peligrosas y establecer límites claros. No es NO. No ceder en nada. Seguir rigurosamente los acuerdos legales.
5.- A esa persona peligrosa, hagamos lo que hagamos, le despertaremos sentimientos agresivos hacia nosotras. Lo preferible es contacto cero. Generalmente establecer límites a través de la ley es lo que más protege.
6.-Ante un perverso narcisista, que son como ya dije mentirosos y engatusadores, conviene callar, ya que buscaran la manera encontrar el error o hacerte caer en él en el para sacarte de quicio, enloquecer, gritar y luego acusarte de ser la provocadora. No lo hagas. No caigas en su juego. Recuerda como los perversos narcisistas mienten, JUEGAN, van dar vuelta todo. Cuando el perverso narcisista es culpable, su tarea es girar todo para que tú lo seas y eso enloquece y llena de angustia y rabia. Te entiendo. Lo mejor es no jugar su juego. Pide ayuda.
7.- Muchas veces conviene que la comunicación sea mediada por un tercero, de lo contrario, el perverso tiende a agredir como siempre lo hizo, debilitando a la víctima. Acúsalo.
8.- Finalmente cuando ya hemos hecho todo un trabajo de comprensión y de soltar emocionalmente al maltratador, nos ponemos de pie y actuamos como personas seguras. Al principio podemos correr el riesgo de nuevamente ser nosotras las provocadoras. La diferencia es que ya estamos sanas, sabemos leer sin sentirnos tontas, sin sentir que no sabemos hacer las cosas y que lo necesitamos, sabemos qué nos corresponde y que no y decimos con claridad, sin gritar, segurxs y confiadxs. Eso lo desarma y sale en retirada, lamentablemente en busca de otra víctima. ¡Créanme que hay tantas!
No te extrañe que vuelvas a caer, no importa, vuelve a pedir ayuda.
Leslie Power
Psicóloga Clínica
Texto basado en experiencia personal, la experiencia de 23 años de atención clínica a pacientes hombres, mujeres, niñxs y adolescentes y en todos los libros de:
Marie France Hirigoyen
Hugo Marietant.
Casilda Rodrigañez.
Leslie, una vez mas gracias por hablar del abuso narcisista en este excelente artículo. Sin embargo, quiero comentarte que decir que somos “cómplices” o “indignas” es muy duro para las víctimas y no creo que sea así. La víctima del perverso narcisista, como tú bien lo dices, ya fue abusada en su infancia, lo cual la volvió vulnerable. Luego, el perverso narcisista detectó esta vulnerabilidad en ella y la eligió para exprimirle la vida. Por eso pienso que ni somos cómplices ni somos indignas. Entiendo que el abusador necesita una víctima con determinadas características, pero las palabras empleadas aquí dan una idea equivocada, que perpetúa la culpabilización de la víctima. Un abrazo!
Entiendo perfectamente bien tu punto. Me refiero a la sensación de indignidad en la que nos situamos en esas situaciones. No que seamos mujeres indignas. Revisaré el texto, de todas formas para que quede claro. Gracias por tus palabras
Un abrazo
Leslie
Gracias a ti y por favor sigue escribiendo sobre el tema!
Buenissimo conentario!
buen texto , pero guardar proporciones es adecuado, muchas de tus lectoras saldrán a la calle con mas miedo que convicciones, asustándose de cualquier hombre que arrugue el ceño, cuidado de colgarse de mega campañas que aluden a la violación y crimen, es claro en que niveles sociales se dan, llevan la discusión al feminismo polarizado. si es así, las mujeres terminaran buscando un modelo de expectativa que a la primera que debatan con ella , tengan otra opinión o simplemente se canse de sus rabietas, lo miraran como hombre peligroso. mucho cuidado en tus consejos extremistas o terminaras dando consejos de como cobrar pensiones de alimento mas que ayudar a parejas. es en buena onda mi comentario.
Estimado Ariel Concha Morales, qué extremista y polarizado tu comentario. El texto aborda una realidad indiscutible y es tremendamente educativo.
Estamos insertos en una sociedad con grandísimos errores con respecto a la construcción de la masculinidad y de la femineidad; no se trata de feminismo, simplemente de educación. Y a todas luces necesitamos mucha educación!
¿Acaso te parece cuestionable que los medios nos alerten tanto sobre las estafas piramidales, tan de actualidad? ¿Por qué esto es distinto?
No sé si tu obcecación se basará en esta falta de educación que menciono, en una inapropiada comprensión lectora o simplemente en una suerte de defensa porque te sientes vulnerable frente a que las mujeres seamos más conscientes.
Jamás me asustaría un hombre que frunce el ceño o que opina distinto, ese planteo es bastante antojadizo y ajeno al texto. Pero para ser franca, si me alertaría un hombre que me diga ‘cuidado’ y ‘mucho cuidado’ en quince líneas (o en una).
Por favor, aclaro que mi comentario es en buena onda.
Aplaudo y agradezco enormemente la valentía de escribir sobre temas que vergonzosamente son tan controversiales y tabú; y además de una forma tan honesta, amorosa y a la vez académica. Es un regalo poder reflexionar a la luz de tanta experiencia. Muchas gracias Leslie!
Buenissimo tu comentario y observación hacia Ariel…falto solo la parte que el termina con el comentario sobre la pension…la pensión es pensión y no una ayuda…hombre esto es estipulado por leí y que quede claro!!! Los Psicopatas no dan ayudas… esta clarrissimo. y ahora está clarrissimo si habrá Sycho acá infiltrado como en muchos sitios para ayuda a la víctima de psicopatas…asi actúan ellos y tarde o temprano van a vomitar sus verdaderas opiniones…hay que estar atentas.
Ariel creo que no te interas de que la pensión es pensión y no una ayuda…hombre esto es estipulado por leí y que quede claro!!! Los Psicopatas no dan ayudas… esta clarrissimo.
Me gustaria saber la manera de abirdar el abuso a padres de hijo narcisista