“no me vieron, no me veo, no veo…” El trauma y el apego.

fridaytrauma

He decido escribir este post por alguien que me dijo: “no me vieron, no me veo, no veo… no me hablaron, no sé hablar, no escucho… me cuesta escucharte… se me nubla la mirada, se me confunde tu voz, me pierdo…” Ella es una mujer COMO TU COMO YO, que fue una recién nacida, una niña que tuvo figuras de apego, su mamá y su papá y que no supieron escucharla, verla, hablarle, contenerla y sobre eso… un trauma… y quizás más.*

El recién nacido tiene una disposición biológica para lograr un apego con su mamá o con la persona que cumpla la función de cuidador principal, que sea la persona favorita para esa guagua, niña o niño. Para que los niños encuentren respuestas por parte de su mamá, papá o persona favorita que cuida, activa conductas de apego como acercarse, llorar, gritar, patalear, hablar. De esa forma los adultos responden al llamado de los niñxs. La manera en que los niñxs elaboran en su mente como su persona favorita responde a su llamado de apego, crea modelos INTERNOS, es decir, esos modelos van a reflejar la confianza que tiene en si mismo desde la manera en que su mamá o cuidador principal responde a sus necesidades, por ejemplo si la persona favorita constantemente falla en responder de manera adecuada, no empatiza, responde inadecuadamente, el niñx estará forzado a crear mecanismos de defensa que excluyan esa dolorosa experiencia de su consciencia. La manera en como los adultos respondemos a las necesidades de nuestros niñxs  hacen que ellxs internalicen que tan valiosos son para si mismos, para sus padres y para el mundo, cuanto pueden confiar en si mismo y en los demás, cuanto merecen ser bien tratados o no, qué tan merecedores de amor son. Internalizan la manera tratarse a si mismos, al resto y cómo esperan ser tratados.

Qué un niñx tenga la experiencia de ser mirado en sus necesidades las básicas que son las las emocionales y las obvias que cualquiera no dañado neurológicamente ve (hambre, sed, frío, calor, sueño, etc) implica una función de espejo por parte de los padres, y eso es necesario para mantenerse emocionalmente integrado. No existe la posibilidad de sostenerse psicológicamente sin la presencia afectiva y emocional de un otro que cumpla con la función de apego. Es sencillamente impensable. Necesitamos a otro que nos ayude a organizarnos como necesitamos el aire para respirar. Somos seres mamíferos humanos de apego.

Cuando existen fallas en la capacidad de responder a las necesidades de nuestros hijxs –  porque si bien nacen con “mente” capaz de regularse de manera mutua con la mente de la madre desde el minuto en que nace para sobrevivir y procurar la lactancia –  el mamífero humano es absolutamente indefenso con un cerebro en pleno proceso de desarrollo que hace que perciba los estímulos internos y externos en caos. Por tanto si o si requiere de un otro adulto responsivo que regule su estrés de manera rápida y eficaz lo antes posible garantizando contacto permanente, cuidado absoluto y regulación de aquellos estímulos  (temperatura, hambre, dolores, confusiones, etc) Si existe cuidado exitoso, el niño siente amparo, se siente cohesionado, integrado, amado, habita en una “continuidad existencial”. Cuando esta función de amparo falla el niño siente amenazada su continuidad existencial y ante la falta de protección que le permita ir integrando los estímulos externos e internos demasiado fuertes para su cerebro en desarrollo, desarrollará una capa protectora que lo defenderá de las primeras agonías. La persona quedará con una seria dificultad para integrar los estímulos externos e internos, desconfianzas, fallas en sus capacidades creativas y en su capacidad de amar a otros como así mismo obviamente. Fallas en la integración de la identidad, quizás también y unido a lo anterior descontrol de impulsos, tendencias a las adicciones, inestabilidad en las relaciones laborales como en las relaciones interpersonales, frialdad, extremas racionalizaciones que harán justificar golpes y abandonos a los propios hijos, etc.

Esto sucede, básicamente porque no tuvo la experiencia de ser amparado, mirado, sostenido, en resumen adecuadamente regulado de niño por su persona de apego.

En la clínica trabajamos con lo que no nos gusta, nunca vamos al médico a contarle lo bien que estamos, lo bueno al ser humano no nos molesta, es aquello que nos aqueja lo que a algunos nos lleva a consultar, generalmente a los que más consciencia tienen sobre los demás y sobre si mismos, los narcisos, perversos, psicópatas, trastornos de personalidad graves no asisten a consulta, a menos que algo muy grave les esté hiriendo el propio ego. Los demás vamos, muchos de nosotros porque hemos vivido uno o más traumas durante nuestra niñez, adolescencia e incluso en la adultez. 

El trauma es una experiencia que excede en energía para que nuestra mente pueda ser capaz de integrarla y procesarla de manera adecuada. Golpes, palabras hirientes sotenidas en el tiempo, abandonos tempranos, institucionalizaciones, abusos, abusos sexuales (desde miradas, tocaciones, penetraciones), accidentes, muertes de familiares, VIF, infidelidades, etc. etc.etc.

La experiencia traumática que le ocurre a una persona va a ser vivenciada de manera subjetiva según cómo haya sido integrado su mundo interno desde las experiencias que vivió desde su gestación, su vida de recién nacido, su primera infancia y así con sus figuras de apego. Por ejemplo en el caso de abuso sexual por parte de un familiar cercano, debemos preguntarnos ¿Qué tipo de afectividad estaba relacionada a esa persona? ¿Cómo configuró en su mente el tipo de cuidado que esa persona le brindaba? ¿Cómo se inserta la experiencia del abuso sexual siendo una persona que además cuidaba, para esa persona? ¿Quién fue su figura de apego central? ¿Qué tipo de apego configuró con esa persona? Si el abuso fue por parte de un extraño, nos hacemos las mis últimas preguntas porque desde ahí se podrá integrar de la mejor forma posible la experiencia del abuso. Es decir, si la que  persona abusa es una persona con un si mismo sólido, cohesionado, integrada, bien amparada, será más fácil que con una persona que sufrió de desamparo infantil quedando su yo desintegrado o mal integrado con mecanismos de defensas rígidos o donde el cuerpo ocupa el lugar principal para la manifestación de los conflictos y la palabra queda escondida tras el síntoma. Serias dificultades en confiar en si mismo y en otros y en la capacidad de amar y ser amado.

Desde la respuesta terapéutica mantener el silencio, la distancia, el saludo frío, el jamás hablar de la propia experiencia personal, sólo hace que quien consulte se siente más solo, re edite la experiencia infantil de desamparo. Sin embargo un espacio cálido, seguro, con un o una terapeuta confiable, humilde  en tanto capaz de sacarse el delantal de la ortodoxia y  reconocer su propio trauma, necesidad de ayuda y de salida adelante, puede ser un muy buen escenario para esa persona que valientemente se atreve a consultar por su dolor humano y natural. Es ahí donde se armará una intersubjetividad terapéutica. Ser , acompañar a otros siendo “testigo emocionalmente disponibles” de los traumas o pésimos momentos vividos en la vida de las personas no es un trabajo fácil, no es fácil ayudar a otro desde la empatía más absoluta a integrar su yo, que muchas veces no fue adecuadamente integrado y sobre eso elaborar el trauma (golpes, ser hijo de alcohólicos, adictos, trastornos de personalidad, abandonadores, muertes tempranas de alguno de los padres, etc etc etc), no, no es fácil, pero es necesario para cada uno de nosotros y es muy gratificador cuando una vez que suceden cambios a favor, cuando la flecha va hacia delante.

Como ven esto del apego no es un capricho, los recién nacidos, los niñxs son muy importantes y comprender el funcionamiento de la mente del mamífero humano es clave a la hora de hablar de salud, TRAUMA, negocios, educación, feminismo, confianza, violencia, educación, delincuencia, amor, mentiras, trabajo, lealtad, sexualidad, desempleo, Afps, vejez, juventud, publicidad, paternidad, prostitución, maternidad, corresponsabilidad, jardines infantiles, sename, lactancia, leche de fórmula, partos respetados, violencia obstétrica, mujer, hombre, trans, homosexuales, profesores, aborto, estudiantes, tareas, patriarcado, resilencia, colaboración, sociedad  …. EMPATÍA, todo. 

Leslie Power

Psicóloga Clínica

Texto escrito basado en:

D. Orange “Emotional Understanding”

Del Río Marta “Trauma, un modelo de daño y su abordaje terapéutico”

Bolwby “La perdida afectiva, tristeza y depresión”

y algunas revisiones de Stern, Fairbain, Winnicott, de mi propia tesis, etc etc etc.

*nada de lo que escribo es sin autorización, de lo contrario es ficción, pero ya saben que la ficción no existe sin la realidad la que a veces es peor que la ficción, según como la viva cada uno.

Publicado por lesliepower

Psicóloga Clínica pacientes adultos. Motivada por dar a conocer las evidencias empíricas en lenguaje simple para cambiar la manera de relacionarnos desde el parto, la crianza... Es urgente una revolución si queremos vivir mejor.

Un comentario en ““no me vieron, no me veo, no veo…” El trauma y el apego.

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