Durante el embarazo, pero especialmente luego del nacimiento de su hijo o hija, la mujer entra en un estado psíquico muy especial que es propio de esta nueva etapa. La nueva madre desarrolla una organización de la vida mental única, apropiada y adaptada, para hacer frente a la realidad de cuidar a un niño, especialmente, en lo referente a sus necesidades emocionales.
En esta etapa, o más bien en esta nueva forma de pensar y de sentir, las madres describen a menudo el sentirse distintas, haber “nacido de nuevo” o “cambiado de piel”. Es como si la experiencia de haber tenido a un hijo en el vientre y luego tenerlo en los brazos- totalmente dependiente de los cuidados maternos- provocara una reorganización completa del funcionamiento psíquico de la mujer.
Este profundo cambio, que algunos teóricos han llegado a comparar a los cambios que se suceden en la adolescencia, es necesario para que la madre pueda sintonizarse con su bebé: sentir como él, para comprender sus necesidades y estados emocionales.
Estos cambios se pueden traducir en una nueva sensibilidad, muchas veces aumentada si se compara con la vida anterior. Es como si la mujer sintiera y percibiera el mundo como el bebé. Y es que no podemos entender al uno separado del otro: lo que siente el bebé, lo siente también la madre y viceversa. Es una comunicación y conexión profunda e inexplicable.
Muchas mujeres refieren sentir que se están “volviendo un poco locas” al no entender a cabalidad estos cambios, pensando, incluso, que puede tratarse de una depresión postnatal. Sería como pensar que todos los adolescentes que lloran o tienen períodos de cambios anímicos están deprimidos. Pero dichos cambios son normales y esperables en esta etapa de profunda transformación.
Por lo tanto, urge la necesidad de contención emocional y de acompañamiento. En este estado tan vulnerable (y fuerte a la vez) mamá y bebé, necesitan más que nunca, la protección del entorno, la cual debe funcionar a todo nivel. La mujer y el bebé en puerperio, necesitan cuidados desde lo más práctico y concreto (alimentación, abrigo y despreocuparse de otros deberes), hasta los aspectos más emocionales (evitar el estrés y proveer de tranquilidad).
Daniel Stern, psicólogo norteamericano que dedicó años a trabajar con madres y bebés, sostenía que: “Toda madre necesita una madre para cubrir las demandas de la maternidad”. Es una necesidad profunda de apoyo práctico y emocional, que hace que se activen vivencias, recuerdos y fantasías en torno a la propia madre, y a la experiencia que se tuvo en tanto hija.
Necesitamos crear espacios de apoyo y contención para las nuevas madres. Espacios de encuentro en los cuales las mujeres puedan compartir todas estas vivencias, y encontrar el apoyo necesario para transitar por esta etapa, siendo acompañadas y cuidadas. Para no sentirse solas, ni que se están volviendo locas. Para promover el bienestar y el cuidado amoroso.
Francisca Montedonico
Leslie Power
Psicólogas Cínicas
Nacimiento & Crianza
“Toda madre necesita una madre para cubrir las necesidades de maternidad”. Me encanta esta frase tan cierta.
Eso siento, que me estoy volviendo loca! Aunque llena de amor y felicidad, igual aparecen sentimientos de angustia y pena..
me ha encantado leer el texto, que bien me he sentido, yo sin madre presente, es de gran apoyo , y me alegro de estar loca. gracias
Cual es el rol del padre en todo este periodo?