Decidí compartir este email que me enviaron, porque es un claro y doloroso ejemplo de la INVISIBILIDAD DE LA M(P)ATERNIDAD Y DE LAS NECESIDADES DEL CEREBRO DE LOS NIÑOS. Quienes son invisibles hoy, pero que se les impone un mandato social: El futuro está en las manos de nuestros niños.
La paradoja es que los niños no se ven, pero se les exige como si tuvieran todas sus necesidades satisfechas para desarrollar sus potenciales. Asumimos, entonces, sin cuestionar, ideas en relación a la crianza, que nada tienen que ver con el óptimo desarrollo del cerebro en crecimiento de ellos. Hemos repetido estilos conductistas de crianza, para conseguir por el camino corto, pero traumático, «manejar» a los niños, para hacernos el trabajo fácil.
Trabajamos todo el día (muchos dirán, «no nos queda otra, así es la vida») para llegar a casa y, en una a dos horas, conseguir hacer tareas, bañar, cocinar, hacer dormir, leer cuentos, conversar, abrazar, regalonear. ¿Se puede realmente? Con ese tiempo que la sociedad considera que es suficiente, ¿se puede esperar que nuestros hijos sean el futuro.
Este mail me ha roto el corazón una vez más, por todo el dolor que se lee. Pero quiero destacar la violencia silenciosa a la que todo niño es sometido a la hora de institucionalizarlo. Simplemente, porque no existen políticas públicas que se ocupen de la ética del cuidado y de la dinámica social producción/reproducción. Lo anterior, debido a que éstas no consideran el funcionamiento del cerebro y el cuerpo infantil. El trabajo de detenernos a pensar, nosotros los adultos, no lo hacemos. Siendo nuestros propios hijos los que son sometidos a malos tratos y exigencias, que su cerebro inmaduro no puede cumplir.
La madre debe trabajar y la hija, Violeta, debe dejar los pañales a los dos años para poder ser aceptada en una institución. ¿Alguien ha pensado lo violento que puede llegar a ser entrenar un cerebro inmaduro, cuando aún no está biológicamente preparado para dejar los pañales?, ¿qué necesidades estamos respetando, las de la institución o las del niño?
Luego, queremos que nuestros hijos, no sean violentos, después de ser sometidos a diferentes tipos de violencias que, desde la mirada del adulto o de las instituciones, son nada graves y muy simples. Pero desde el punto de vista de la madre consciente y del niño, es tremendamente violento.
¿Sentirán los niños, que son tratados de manera adecuada? Podemos luego pedirles y, cito a la autora de esta carta: «Trata a los demás como quieres ser tratado». Y ¿si lo mal trataron?, ¿cómo va a tratar a los demás?
Leslie Power
«Hola Leslie,
Se me ocurre y creo necesario, porque es justo, contarte esta breve historia, que me ocurre hoy. Creo imposible asistir a tus círculos de crianza y tal vez te sea útil mi experiencia. Y además, y sé que lo haces, ¡sigue luchando para que la maternidad en este país sea digna!
Un abrazo,
Cachirula en twitter.
Rosita
Paz, Fuerza y Alegría.
«Trata a los demás como quieres ser tratado».
Hola,
El correo que leerán más abajo es personal, pero se los reenvío para contarles lo que nos ha pasado en estos días:
Violeta desde hace 2 semanas está yendo a sala cuna. Antes la cuidaba mi mamá, pero sin aviso y menos una explicación, dejó de hacerlo. Como son las cosas, justo me lesioné un hombro y calzó justo con mi licencia. Les cuento esto no para que me digan algo, sino para que reflexionemos de lo solas (solos) que estamos.
Han sido días complicados, hemos crecido todos. Los niños han tenido que valerse por sí solos: Leonardo (14) mi hijo mayor, en su eterna generosidad se ha hecho cargo de Catalina (11), cuando yo no he estado y como siempre, cariñosamente, de su amada Violeta. Mauricio ha sacado la mejor parte, pues ha afianzado su apego con su cachirula y anda en las nubes, porque la cría lo llama, lo besa y lo abraza como si no lo fuera a ver nunca más.
Ahora me veo enfrentada, en septiembre, a dejar a Violeta en un jardín de Integra. Eso sí y, majaderamente recalcado por su directora, de que sí o sí debe controlar esfínter. Si no lo hace no la pueden atender.
Es por esto lo de mi propuesta de armar una amorosa red de verdadero apoyo. Porque los críos cansan y en estos días tener un niño pequeño casi se convierte en un defecto. De eso tengo experiencia, ya que en la micro, en el metro o en la calle no falta el que se hace el loco y simplemente no se mueve, porque…para qué me puse a tener guagua, «¡apechuga solita!». O peor, no falta el chofer hijo de puta (perdón)- y hasta a ellas las ofendo- que te cierra la puerta o no para, porque andas con la cría en el coche o te webea: «Señora cierre el coche», me dijo uno. Y yo mojada; la Viole de mal genio, porque tenía hambre; el hombro que me dolía; estaba cansada y sola…… En fin, ustedes saben de qué hablo.
Espero que algún día, verdaderamente, acojamos a nuestros hijos y cuidemos a los ajenos como propios.
¡Ojalá llegue el día!
Cariños desahogados y más tranquilos.
Rosita»
En esta sociedad es muy duro ser niñ@, mamá o papá. Esta sociedad donde se autodenomina basada en la familia , esta centrada en individuos, al que se olvidó que alguna vez fue niño, o lo quiere olvidar por su propia situación de desamparo en su niñez. Ninguna sociedad donde los individuos hubieran sido tratados con empatía podría aceptar esa clase de comportamiento hacia la infancia y la m(p)aternidad. Incluso la foto del post es violenta.
Es hora de que verbalizemos la protección hacia nuestros hijos. Un abrazo para todos!
Me gustaria tanto contar con un foro de apoyo de crianza natural basada en el amor. Si alguna sabe, porfis cuentenme. Yo también me siento muy sola en la crianza de 2.
Besitos!
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