-RECONOCER EL DESEO DE LA MADRE COMO BASE DE LA SALUD DEL HIJO.
JULIO 2012, SANTIAGO.
Mi nombre es Leslie Power, soy psicóloga clínica y madre de tres. Trabajo junto a mis compañeras de “Espaciocrianza” y atiendo pacientes en una consulta en mi casa. Gran parte de mi tiempo lo paso junto a mi familia y haciendo lo que muchas de nosotras, las mujeres, hacemos día a día.
Debo confesarles que al comienzo estaba muy entusiasmada con la invitación que me hicieron para hablar hoy. Pero a medida que pasaban los días y Gonzalo Leiva, partero -uno de organizadores de esta jornada-, me mencionaba la gran cantidad de inscritos, comencé a aterrarme. Fue tanto mi miedo que fantaseé enfermarme para tener un certificado médico que me excusara hoy. Como pueden ver, esa estrategia no dio frutos. El miedo me comenzó a paralizar. Decidí concentrarme y lo observé cuidadosamente. Los imaginé a ustedes sentados donde están ahora: quinientos corazones latiendo energía, una audiencia valiente que llegó temprano, dispuesta a conversar lo que ha sido postergado por tanto tiempo.
Ahí, instalada en mi miedo, recordé mis deseos de adolescente de convertirme en una actriz. Bueno- dije- esta es una oportunidad, podré representar en un gran escenario un problema muy complejo. Acá ya estaba más tranquila, sin embargo, inmediatamente apareció la sombra de mi padre. Recordé como frente a mi idea de estudiar teatro, golpeó la mesa diciendo fuerte y claro: “No, Leslie. Bohemios en esta casa, no”.
Así, un deseo, de un golpe, se reprimió.
Esta sensación de “DESEO REPRIMIDO” tiene estrecha relación con lo que decidí, hace meses, exponer hoy en esta Jornada de Gestación, Parto y Nacimiento Consciente, donde el invitado principal, Michel Odent, habla de la salud del ser humano. Nacer como persona digna, con buena salud, confiada y segura, es un camino largo. No basta con el parir en el parto, aún cuando lo que sucede ahí es tan importante. Uno va naciendo como persona día a día y nuestros primeros años, bajo los cuidados de nuestros padres, son tremendamente influyentes para nuestro caminar.
Tengo hoy la oportunidad de hablar de lo que casi no se habla. Como cuando uno pide deseos, en silencio, para sí mismo, soplando las velas el día que festejamos nuestro cumpleaños. Los deseos no se cuentan.
Hay algo sexual en esto de los deseos. Es que no se habla de ellos y tampoco se habla verdaderamente de la sexualidad deseosa del ser humano. Muchas de nosotras hemos parido, sin antes disfrutar de las relaciones sexuales , con menstruaciones incómodas y sin conocer la fisiología del parto. Sabemos por el colegio la ubicación de las trompas de Falopio, de los ovarios y del útero, pero no se nos enseña cómo nacemos, qué fuerzas y hormonas son necesarias para que este acontecimiento, tan relevante, suceda. No se nos habla del ingrediente principal para llegar a nacer y ¡para vivir! No se habla del DESEO.
La modernidad nos ha transmitido una sexualidad y nacimiento desde la represión que impone el discurso del temor. Asustadas, buscamos al profesional más capacitado para poder hacer frente a la “enfermedad de parir”. Nacer se ha transformado en una actividad mecanizada que violenta las necesidades mas íntimas de las mujeres y de los recién nacidos. Adaptando estas necesidades a la agenda de algunos profesionales de la salud a cargo. Así, los deseos de los cuerpos de la madre y del hijo, quedan postergados. Pero sí se reconoce el deseo del otro, del otro que “sabe”: o sea, el deseo de la autoridad. De ahí la expresión de muchas mujeres, que es común de escuchar hoy: “Me voy a mejorar el 5 de marzo”.
Cuando me extendieron la invitación para hoy, deseé hablarles del PUERPERIO. Para eso necesito que, cada vez, que nombre la palabra “hijo recién nacido”, ustedes lo imaginen unido a la madre. Y cada vez que diga “mujer”, “madre”, ustedes la imaginarán pegada al cuerpo del hijo. Así vivencia un ser humano recién nacido a su madre, como una prolongación de ella. Se trata de un vínculo de apego, determinante de la salud.
2.- ¿Qué es el Puerperio?
Siguiendo a la gran bióloga y escritora, Casilda Rodrigáñez, el PUERPERIO es una etapa en la vida de la mujer, que contempla el período desde que el hijo nace, hasta los 2 años e incluye los meses de lactancia. Es el puerperio el TERCER ESLABÓN DE LA SEXUALIDAD FEMENINA.
El primero, las relaciones sexuales, luego el parto y por último, la etapa de lactancia. En estos tres momentos importantes de la vida sexual femenina, el factor común es una hormona visitando el cuerpo de la mujer llamada OXITOCINA: la hormona del amor, del bienestar y de la vinculación amorosa.
Para que el deseo sexual se exprese, necesitamos apagar el neocórtex y eliminar toda fuente de estrés. Es muy parecido al proceso del sueño; dormir requiere despegarse del día, del vigilante y relajarnos. Entregarnos a nuestro deseo de dormir y soñar. Así confiados y seguros nos lanzamos a los brazos de Morfeo.
Lo mismo ocurre en todos nuestros momentos sexuales. Cuando tenemos relaciones sexuales buscamos proximidad, intimidad, algo de silencio y seguridad. Cuando parimos, en el mejor de los casos, deseamos lo mismo: seguridad, intimidad, amor, calor, buen trato y no sentirnos observadas. Pues bien, durante el puerperio y la lactancia queremos exactamente lo mismo: calma, seguridad, nada de estrés y no sentirnos observadas. De esa manera, la oxitocina se hace protagonista: el deseo nos toma y el amor fluye.
¿Se nos permite a las mujeres de hoy, vivir estos tres momentos claves en nuestras vidas, informadas, libres, plenas y deseosas?, ¿o estamos, más bien, rígidas, con las piernas cruzadas, apretadas, secas, miedosas e hiper vigilantes de la mirada de los demás? ¿Se expresan de manera libre nuestros deseos, en una sociedad pensada por hombres, con sistemas laborales que no se ponen en el lugar de sus trabajadoras, mujeres, la mayoría madres?
Durante el PUEPERIO, de la misma manera en que el pezón y areola de la madre, se encuentran la mayor parte del día dentro de la boca del recién nacido, las psiques de ambos se encuentran fusionadas. La mente/alma/corazón del hijo, es la mente/alma/corazón de la madre.
Esto quiere decir que durante el PUERPERIO, la madre entra en un estado de FUSIÓN EMOCIONAL con su hijo. La cual es necesaria para la sobrevivencia de ese nuevo ser. La mamífera humana, durante esta etapa de la vida tiene el DESEO de cuidar y alimentar, afectiva y efectivamente, a su cría. Mientras, el mamífero humano recién nacido tiene el instinto de apegarse, reclamando a mamá de distintas maneras, para sentirse abrazado, mecido, amparado, regulado y seguro.
En el puerperio, madre e hijo, dependen uno del otro para regularse bio, psico y socialmente. Dependen de manera absoluta, para ir dando paso gradualmente, a una dependencia relativa, hasta que se logre por fin a eso de los 25 años.
Esto, claro, en una situación ideal. En la situación real, me encuentro con mujeres, que no lo pasan tan bien.
Expondré un caso clínico, gracias a la aprobación de la mujer y he cambiado algunos datos para proteger su identidad:
Recibo a una mujer embarazada de 30 años. Tiene carrera universitaria, trabajo, auto, Mac y Iphone. Es flaca, linda y se muestra independiente, segura. Tiene 37 semanas de embarazo y consulta porque supo que era bueno tener algunas sesiones sobre crianza antes de que nazca su hija.
Durante el embarazo ha subido sólo 7 kilos. Reconoce, con un poco de vergüenza, que siempre dice tener más semanas de embarazo de las que tiene. Dice estar segura que el parto se va a adelantar y si no –en sus palabras- “pido inducción, no quiero estar tanto tiempo guatona”.
María De Los Ángeles está apurada y ansiosa. No sabemos mucho de ella, pero llama la atención su independencia y deseos de libertad. A los controles obstétricos va sola. Ella y su Iphone. Observo una suerte de risa disociada frente a los temas que aluden a la conexión con el bebé y una gran resistencia a hablar sobre su historia infantil. Dice: “Mira, eso no es importante, necesito, tips para hacerlo bien cuando nazca esta guagua”.
A las 39 semanas reales de embarazo, llega a la clínica de urgencia. Resultado: inducción con oxitocina sintética, 10 horas de trabajo de parto, cesárea, la recién nacida pesa 2.500. La mujer independiente y segura, se transforma en una paciente, como una adolescente débil, que no sabe nada y hace caso a cada uno de los discursos que se le imponen. Parece un objeto, al que le dicen, al que mueven, miran, revisan, inyectan, sacan y ponen.
En la noche del quinto día, la llamo. Ahora, la mujer real es una niña que llora con hipo. Ahora es ella la hija, y entre llantos y sorbeteos, me dice angustiada: “No entiendo por qué siento todo esto. Me carga, dime por favor, hasta cuándo voy a estar así, cuánto dura esto. Antes, cuando me deprimía, podía dormir 3 horas o salir. Antes, hacía lo que quería y ahora no puedo salir de acá… me duele la cabeza… necesito a mi mamá”.
Acordamos una visita a su casa. Y ahí estaba ella: llorando con su hijo en brazos, quien también lloraba. Dos vidas unidas.
Recuerden: una mujer en puerperio no debiera estar nunca a solas con su hijo en brazos.
La nueva mujer- y esto lo desconoce el obstetra- es una mujer que perdió a su madre entrando a la adolescencia, que ha presentado cuadros depresivos y trastornos alimenticios desde entonces. Esta madre fue intervenida con oxitocina sintética, tuvo una cesárea, un neonato pequeño, una historia de vida con antecedentes depresivos y fue inserta en esta cultura. Situaciones, todas, que predicen depresión post parto. Hay que decir que una depresión durante el puerperio tiene un impacto directo en el tipo de apego que va a establecer con su hijo. Por tanto, la buena compañía es clave para navegar más tranquila, durante este tiempo.
- ¿Cuándo comienza el estilo evitativo de María De Los Ángeles?
- ¿Cómo fue la relación con sus padres, con su madre?
- ¿Cómo se festejaba la vida en su familia de origen?
- ¿Qué tipo de educación recibió?
- ¿Cómo vive las relaciones sexuales, María De Los Ángeles?
- ¿Hubo oxitocina en el parto?
- ¿Podrá alguien sostenerla para que pueda entregarse al deseo de la lactancia?
- ¿Alguien podrá caminar con ella para iluminar sus sombras infantiles, recorrer el cuerpo débil adolescente frente a la madre muerta?
- ¿El nacimiento de su ser madre, repite su historia infantil?
María De Los Ángeles, se cortó la leche al mes de vida de su hijo. El niño no subió bien de peso, por tanto, el pediatra de mirada reduccionista, recomendó leche de fórmula.
Se terminó la lactancia. No hay más oxitocina bailando en los cuerpos. Lo peor: se restringieron los olores, calor, brazos, vida, sexualidad. Se acabó el deseo ahí, de un golpe sobre el escritorio del pediatra. La instrucción del profesional, hace sintonía con la historia materna. ¡Bingo! Vuelta a la independencia y se hace vida la muerte. Comienza el desencuentro, para ella, para el hijo, para el vínculo.
La paciente, actualmente trabaja en psicoterapia dos veces por semana, iluminando sus sombras que se hacen visibles en la relación con su recién nacida.
Cómo soy psicóloga y no actriz, la estructura es clave y no debo pintar fuera de la línea. Corresponde que explique un poco del APEGO, aunque basta con googlear y encuentran todo.
John Bowlby, psicoanalista de los años 50 y precursor de la teoría del apego, concluye que: “En los bebés existe una propensión innata a entrar en contacto con el pecho humano, succionarlo… el bebé aprende que ese pecho pertenece a la madre, lo que hace que se apegue a ella”. Conclusiones que corresponden a la teoría de la succión del objeto primario.
Sigo citando a Bowlby: “…existe una necesidad de un objeto (persona madre) independiente de la comida, que posee un carácter tan primario como la del alimento y el calor”.
En las palabras de Bowlby vemos lo obvio, lo propio de la humanidad mamífera y vemos cómo su historia infantil lo inspira a investigar sobre las conductas de cercanía. Bowlby fue criado por una “nana” y cuando ella se aleja, su dolor es gigante.
Ronald D. Fairbairn- otro psicoanalista- concluye, luego de trabajos con niños en orfanatos, que la libido humana (energía o impulso de vida del ser humano) busca principalmente objeto (persona de apego) y secundariamente, placer. En palabras simples: primero busca apego y seguridad; luego, satisfacción de hambre.
Cabe destacar que las conclusiones se obtienen luego de preguntar, a niños abusados física y emocionalmente por sus padres, si preferían vivir en el orfanato (con comida caliente, camas suaves, estudios y cuidadoras cariñosas) o vivir con sus padres maltratadores. La respuesta fue absoluta por todos los niños: ellos preferían vivir con sus padres.
Tenemos entonces a un recién nacido mamífero humano, que al momento de nacer, repta sobre el vientre de la madre en busca del pecho materno: primero seguridad y luego, placer. Es un contacto no debe interrumpirse.
http://www.youtube.com/watch?v=Kjl9UBiVPqI
Me pregunto, ¿Cuántos de los aquí presentes, se les ha permitido desplegar su instinto? Y sus hijos, ¿han podido seguir el instinto de vida?
La realidad es otra: muy pocas mujeres y recién nacidos tienen la oportunidad de reptar y apegarse para sentir seguridad, calma y luego alimento. Se corta, de un golpe, el deseo.
3.- Desde el parto y para adelante.
La forma en cómo una madre o figura de apego central, se relaciona con su hijo, sienta las bases de la salud o la patología. La mayoría de los seres humanos intentan hacerlo lo mejor posible. El problema es que pocos padres y madres conocen el funcionamiento del cerebro infantil y la mayoría de los gobiernos, desconocen a la hora de reglamentar, las reales necesidades de los niños pequeños y las de las mujeres en puerperio. La información no está a la mano y algunos profesionales de la salud y de la educación, desconocen las últimas investigaciones en neurociencias.
Este es un tema políticamente incorrecto, pero me permite ser profesional y humanamente correcta, que me motiva explicar desde mi activa participación en el Movimiento Ciudadano Por Un Postnatal de 6 Meses en Chile. Definitivamente, faltan expertos en salud materno/infantil metidos entre los que toman decisiones de salud pública, para generar discusión ética y sensible.
Existe una suerte de invisibilidad de las reales necesidades de los niños pequeños y de las mujeres en puerperio. Sue Gerhardt, especialista en el cerebro del niño, dice que todo lo que ocurre en la primera infancia (hasta los 5 años), es crucial para la vida adulta y la salud, ya que se desarrollan a gran velocidad los sistemas más importantes del cerebro, para regular nuestra vida emocional, la inteligencia y el desarrollo físico. Durante todo este tiempo, los niños prefieren relacionarse con una figura de apego central: generalmente, la madre o la figura principal de cuidado.
Es crucial que los niños pequeños no sufran estrés, del cual no pueden deshacerse por sí mismos, por la inmadurez propia de la edad. Por lo tanto, necesariamente requieren de otros que gestionen su tensión interna.
Las figuras de apego son quienes devuelven al hijo a su estado de calma. Somos nosotros, los adultos, los que podemos por cuenta propia comprar un chocolate, tomar una copa de vino o practicar yoga, para calmar nuestro estrés. En cambio, los bebés y niños pequeños, no pueden hacerlo solos. Por eso el “Duermete Niño” del Dr. Estivill, daña el cerebro. Porque al igual que en la sala cuna, mientras el niño llora y se llena de cortisol (estrés)- porque no hay suficiente personal para tantos lactantes- alguno o algunos, tendrán que seguir llorando hasta dormirse, insatisfechos, cansados y desesperanzados, ya que nadie viene por ellos. Nacer a la vida con estas primeras experiencias, no es nada fácil. Todo queda grabado en nuestra memoria implícita.
La investigadora es clara en decir que los tratos en la infancia dejan huellas en el cerebro. Los malos tratos (como dejar al bebé llorar hasta que se duerma, o tiempo prolongado lejos del cuerpo de la madre o figura de apego, castigos, time outs y violencias) rompen sistemas neuronales. Los buenos tratos hacen que el niño realice mejores sinapsis y desarrolle mejores estructuras cerebrales. Es decir, el desarrollo cerebral depende de las experiencias que vive el niño con la madre que lo cuida en las primeras etapas de su vida. La madres y padres somos los arquitectos y modeladores de su cerebro.
Para que un ser humano sea realmente independiente y seguro, debe haber sido un bebé dependiente, apegado, sostenido, bien atendido y satisfecho: amado.
Sue Gerhardt es enfática al decir que El AMOR ES IMPORTANTE PARA EL DESARROLLO DE LAS ESTRUCTURAS CEREBRALES. Y como el cerebro de los niños es inmaduro y tienen un tipo de pensamiento concreto, necesitan CONCRETIZAR que son amados. Para eso, requieren que estemos con ellos y se los demostremos en cantidad de tiempo de calidad.
Es realmente importante comprender el funcionamiento del cerebro del niño y es crucial, por tanto, comprender las dinámicas puerperales en que se encuentra la madre. Ya que el tipo de respuestas que ofrece la madre, o figura de apego central, para disminuir o eliminar el estrés de su hijo y así organizar su aparato mental, establece los cimientos de la salud integral.
La pregunta que corresponde hacer, ahora que hablamos del puerperio, es: ¿Cómo está el cerebro de la figura de apego?, ¿Cómo está la madre?
El apego es la tendencia natural de todo ser humano a buscar proximidad hacia otro, para sentir seguridad y la confianza, para recuperar el equilibrio perdido frente a cada necesidad y conflicto. Es por eso, que el repertorio de respuestas que los padres entregamos a nuestros hijos, tendrá un estilo predominante.
Algunos especialistas han clasificado la RELACIÓN de apego en 4 grandes tipos: apego seguro, inseguro, evitativo y desorganizado.
A continuación, les mostraré niños a los cuales se les ha diagnosticado un tipo de apego, desde el método científico “La Situación del Extraño” (experimentación que no es de mi agrado, pero que ha servido para fines de diagnósticos y de tratamiento).
http://www.youtube.com/watch?v=qaXcjExnhbM
http://www.youtube.com/watch?v=iT5bs7_45TI&feature=player_embedded
La madre: la madre luego del nacimiento de su hijo entra en PUERPERIO, entra en una nueva y única organización psíquica, que Daniel Stern denominó “constelación maternal”, (Stern, D. 1997 pg. 209). Esta constelación de pensamientos, emociones y de nuevas acciones, organizadas desde el pasado relacional de la madre con sus propios progenitores y cercanos, es la cultura imperante, que orienta la relación de apego que establecerá con su hijo.
En mi experiencia clínica he escuchado a muchas mujeres. Muchas de ellas en etapa de puerperio que llegan a mi consulta con sus hijos en brazos. Y también con sus madres y abuelas, muy vívidas en recuerdos y fantasías. La ruptura del cuerpo tras el nacimiento, es una apertura de nuestro mundo psíquico y de todas nuestras experiencias pasadas. Aparecen los recuerdos infantiles como un volcán en erupción.
Comparto algunas expresiones de mujeres en puerperio, que firmes y seguras en la consulta del médico, llenan de lágrimas y mocos la mía:
-“No tenía idea que esto me iba a pasar. ¿Por qué nadie me dijo que esto era así de doloroso? Lloro por todo, sin razones y no soporto dar pechuga, me duelen los pezones y me aburro”.
(Mujer de 29 años, cesárea, una hija de un mes).
-“El dolor más grande fue haber estado amarrada durante la cesárea. Tanto deseé a mi hija… no poder abrazarla y sólo verla de reojo sintiendo nauseas, fue lo peor”.
(Mujer de 30 años, cesárea, una hija).
-“Cuando vi pasar mi pierna anestesiada frente a mis ojos, creí volverme loca. En un segundo y entre gritos horribles, de “¡puja, puja!” de mi matrona, apareció mi hijo. Una película de terror”.
(Multípara de tres, segundo parto con anestesia epidural, el primer y tercer hijo, sin anestesia. Consulta por dificultades en el vínculo afectivo con su segundo hijo. También ella es segunda hija).
-“Mi hijo tiene 8 meses y no lo siento mío, nunca me he conectado, no siento ese amor que dicen sentir algunas mamás. Leslie, lo que pasa es que no siento que muera de amor por mi hijo… ¿tengo solución?”.
(Mujer de 34 años, madre de un niño, a quien dio a luz en la clínica y describe el parto como un trámite: “no me di ni cuenta cuando nació”).
-“Nunca escuché eso de la oxitocina. ¿La venden en la farmacia?, necesito urgente 5 mg diarios”.
(Mujer de 38 años, un hijo de 3 años y 37 semanas de embarazo de su segunda hija. Consulta porque se siente sola en la crianza. Dice no saber, ni querer ser madre).
-“¿Por qué nadie me dijo que estos meses eran importantes? Antes de viajar con mi marido, yo sentía por dentro que no quería ir. Fui a hablar con el cura de la familia y fue claro en decirme que siguiera a mi hombre. ¡Partí de viaje! Me corté la leche a los 5 meses y ahora, ¡me siento partida en mil pedazos!
(Multípara de dos. Consulta porque es tímida y busca fuerza para poder ser ella misma y no seguir los mandatos paternos. Las lecturas sobre crianza respetuosa y la asistencia a un Círculo de Mujeres, la han hecho mirar hacia atrás y replantearse el presente).
-“Sentía ganas de dormir con mi guagua y le daba todo el día pechuga, hasta que me dijeron que lo sacara de mi pieza y le regulara la leche cada 4 horas, de lo contrario me iba a esclavizar. Así lo hice”.
(Mujer de 32 años. Consulta por el “mal dormir” de su hija de 8 meses).
-“¿Por qué siento que voy contra la corriente? Lo único que quiero es no volver a trabajar, no me interesa. Quiero estar con mis hijos, por lo menos dos años, pero todos me presionan a que vuelva”.
(Madre de dos hijos: uno de 3 años y otro de 4 meses. Consulta porque teme perder libertad por la maternidad y no poder desarrollarse profesionalmente).
-“¿¡Cómo voy a poder ser mamá!?, ¡si soy yo la que necesito a mi mamá!”.
(Madre de dos, depresión post parto).
-“Siento a mi hijo un cacho, tal cual como mi mamá me trataba a mi… ¡qué fuerte! ¡No lo había visto así! Mi madre siempre dijo: ‘Ustedes son un cacho, espero volver a ser dos con tu padre… ahora entiendo’. Las pataletas de mi hijo son mis pataletas de niña: cacho y sola”.
(Madre de dos. Dice que le dijeron que es un trastorno de personalidad).
(El puerperio existe aunque no se vea. Aunque nos cueste reconocerlo).
-“A veces, Leslie, cuando me tomo el ansiolítico, siento que me hundo en la cama y me olvido por un momento de toda la tarea pesada de ser mamá, como trabajar y estar flaca … me siento obligada a responder a horarios, colegios, tareas, hábitos… no doy más. Amo la hora de mi pastilla”.
(Mujer trabajadora, multípara de tres. Diagnóstico: depresión y alcoholismo).
-“¿En serio que la leche materna es mejor que la de tarro? Y ¿por qué me corté la leche? En todo caso, no me importa, mi madre tampoco tuvo leche y tan mal no estoy”.
(Madre de un hijo de 7 años, Síndrome de Asperger).
-“Leslie, ¿sabes? Yo una noche, le vi verrugas a Juanito en toda su cara. He pensado mil veces que estoy loca… me siento tan extraña”.
(Mujer, profesional destacada en su área, hija sobre adaptada, negadora del cuerpo. Siente volverse loca durante el primer mes de vida de su hija).
-“Me siento un animal dando pecho. No soporto la sensación de tanto cuerpo y leches dando vuelta, estoy llena de asco”.
(Madre de una hija de 3 meses. Luego de la tercera sesión, aparece abuso sexual infantil, a sus 6 años, por parte del hermano 12 años mayor).
[…]
La madre que va a la consulta del ginecólogo, al pediatra o a la consultora de lactancia, pocas veces puede decir su verdad. La verdad del puerperio con todas sus letras y las sombras de todas ellas.
El puerperio se trata de un estado especial de consciencia, donde la razón lógica, el hemisferio izquierdo y el derecho chocan. No hay pensamiento lineal, el reloj sobra: los sueños, fantasías, temores y recuerdos se aparecen y hacen que la mujer por momentos, incluso, pueda perder la razón presentando algún tipo de delirio.
Todo esto es esperable, normal, pero no hablado, por tanto, queda en terreno de nadie: la mujer sola, sintiéndose loca, en reclusión domiciliaria; las demás trabajando; cualquiera querría escapar. Así se van complicando las dinámicas puerperales desde la cultura en que vivimos.
El estado emocional/mental de la madre es muy importante para la salud del recién nacido, ya que desde ese estado se relaciona con su hijo. Entonces:
- ¿Toda la salud de nuestros hijos dependen de nosotras? O ¿en algo la sociedad tiene responsabilidad?
- ¿Es culpa de nosotras, las mujeres, que nuestro deseo sexual de vida haya sido cortado por la cultura en que vivimos?
- ¿Es culpa de nosotras que al menstruar nos duelan “los ovarios”, cuando en rigor es el útero? Pero del útero tampoco se habla. ¿Es nuestra culpa que arrastremos por generaciones que estamos “enfermas” cuando menstruamos? y que, además, ¿nuestra menstruación sea azul para la publicidad?… engañosa, sin duda.
- ¿Es nuestra responsabilidad que los deseos sexuales y nuestras rabias, sean reprimidas?; ¿De quién es la responsabilidad de que el embarazo sea visto como una enfermedad, del cual nos ”mejoramos” el día que parimos?
- ¿Es culpa nuestra que nos prohíban tomar en brazos a nuestros hijos para calmarlos?; ¿quién dijo que la leche materna se daba cada cuatro horas?; ¿quién no entiende que dar pecho es dar cariño, olor, amor? y que por tanto, no se da cada 4 horas, se da cada vez que el niño y la madre lo DESEEN, en mayúsculas.
No es nuestra culpa que del puerperio no se hable y que la lactancia- el tercer momento sexual de la mujer- se haya puesto en duda para dar paso a la leche de fórmula.
Así, el lenguaje de nuestra cultura puede perturbar nuestra psique y la ausencia de palabras puede causar daño, al punto de encontrarnos tan confundidas con nuestros hijos en brazos. Confundidas y sumisas.
Estamos viviendo una realidad limítrofe. Entregados a un sistema severo, en el cual las necesidades de las mujeres y de los niños y niñas, son relegadas una y otra vez.
Nadie te destaca por ser madre, por vivir cada ciclo sexual como corresponde, más bien se te discrimina: en los trabajos, con menos sueldos; y en las isapres, con primas más altas.
Y mientras nos creemos libres, nuestros hijos y necesidades quedan, de un golpe, institucionalizados, en manos de terceros. Quienes a su vez dejan a sus hijos en manos de cuartos, obligados a reprimir sus deseos de mamá, adaptándose al sistema, perpetuando los ciclos de abandono emocional. Sepan que los lactantes, no van a la sala cuna ni al jardín infantil porque su cerebro lo requiera para su sano desarrollo, eso ya lo sabemos. Van a instituciones, sencillamente, porque se necesitan madres, mujeres, manos de obra barata y responsables, reinsertas rápidamente en la máquina productiva.
¿Niños y mujeres primero? Más bien en las películas, porque en la vida real, van al último.
Por eso cuando una mujer me dice “Se me cortó la leche”, rápido y suave respondo: “No, querida, te la cortaron. Nos han cortado el instinto, nos han cortado nuestro saber materno”. Este mundo ha sido pensado y escrito por hombres, que no consideran nuestros ciclos hormonales, sexuales y reproductivos. No hay tiempo, ni ganas, ni deseo; de un golpe, lo han cortado.
La madre en puerperio queda sola. No hay TRIBU de mujeres que nos contengan y ayuden, todos están muy ocupados trabajando. Pero al trabajo, sí que le entregamos cantidad de tiempo de calidad.
Los padres de nuestros hijos, nuestras parejas, tampoco saben del puerperio. No les han explicado que nuestra energía de vida y sexual, está puesta en la sobrevivencia de nuestra cría y, por un buen rato, no por 40 días. Eso es parte de la ignorancia de los cuerpos femeninos desde el machismo que aún existe.
El desamparo emocional, definitivamente, es un fenómeno globalizado. La maternidad y el puerperio son invisibles a los ojos de la sociedad. Ya no hay madres. “Nos hemos salidos de madres”, como dice Victoria Sau. Es hora de recuperar a la madre del mamífero humano.
Casi nadie ve la mente/corazón de la mujer que sufre en silencio, avergonzada, atemorizada y los vaivenes del puerperio. La crianza se ha vuelto un problema.
4.- Puerperio oportunidad para la mujer.
Conocemos los beneficios que tiene la lactancia prolongada como promoción de salud, como prevención de enfermedades para la mujer y para el hijo e incluso, hay investigaciones que hablan de la leche materna como tratamiento a enfermedades. Lo que nos falta, es reconocer el puerperio como una etapa fundamental para el sano desarrollo del niño y de la mujer.
Explicado por las neurociencias, la etapa de puerperio entrega al cerebro de la mujer la oportunidad de producir cambios físicos, psicológicos y sociales. Es una oportunidad para re/narrar nuestra historia, redefinirnos y construir una nueva identidad, gracias a que la maternidad nos da justo ahí, donde nos duele. Esas pataditas que nos recuerdan nuestra historia infantil, nuestr@s llantos de hijas, nuestros miedos, sensaciones de abandono, balanceos infantiles, manos firmes o suaves.
El puerperio, nos recuerda a la mamá, al papá si es que hubo. Nos dice del olor de la “tía” del jardín infantil y de las colchonetas donde dormíamos la siesta. Nos recuerda, muchas veces, los períodos de soledad a la espera de mamá y la violencia sexual, física o psicológica a las que fuimos sometidas. Nos recuerda que muchas veces tuvimos que callar nuestros deseos de niñas y rabias sentidas. Nos recuerda, que aprendimos a ser sumisas.
Pero estamos tan solas y las exigencias del mundo externo son tan fuertes. Recuerdo, hace unos dos años, levantarme un domingo con ojeras en busca de un té, con mi abdomen aún hacia afuera y mi pijama mojado de leche.
Recuerdo sentarme y tomar el té, aprovechando esos minutos que todas valoramos tanto cuando estamos en etapa de puerperio. Esos minutos en que el hijo, lleno de leche, duerme feliz. Ahí, en ese momento, abro una revista, esa que dice ser para mujeres y comienzo a angustiarme.
La portada es una mujer extremadamente delgada, vestida con traje de dos piezas, con un puro en la boca y mirando a la cámara de manera “masculina-sensual”. Ese es el mensaje que recibimos desde pequeñas. Nada de portadas de mujeres con pechos grandes de leche, pero sí gigantes de siliconas.
5.- Conclusión
Respetar el contacto continuo de la mujer en puerperio, es respetar el deseo de la madre a vincularse con su hijo, no sólo para darle amparo y alimento, sino que para darle una real posibilidad de encontrarse con el mundo al cual vino. Un mundo que puede experimentar desde la confianza y la seguridad, o desde la inseguridad y agresividad que ofrece el desamparo emocional.
Respetar el instinto del hijo de vincularse a la madre en puerperio, es respetar el deseo del niño a vivir; es respetar las complejas y avanzadas estrategias de apego que han desarrollado los mamíferos, en especial los humanos. Es respetar el derecho que tienen los recién nacidos a adquirir herramientas de sobrevivencia, basados en la confianza y en la validación del deseo.
Pero nuestra cultura corta de golpe el encuentro auténtico entre la madre y su recién nacido de muchas maneras; y nos vuelve consumidores sumisos de productos y servicios que son sustitutos plásticos de lo genuino. Tenemos sucedáneos de leche materna recetados a destajo. De la misma manera como las tasas de los tajos de las cesáreas innecesarias crecen. Estamos frente a sucedáneos de madres. Estamos frente a prácticas que reemplazan el parto.
Por eso he querido pararme hoy, sin miedo, y sin ignorar desde donde hablo: desde mi profesión como psicóloga clínica, como madre de tres hijos vivos, como actriz frustrada y desde las innumerables horas acompañando a mujeres en el puerperio o simplemente como aquella mujer que ya no quiere caminar tapando sus penas.
Me paro pidiéndoles a ustedes, estudiantes y profesionales de la salud, que se acerquen a la madre en puerperio, con empatía, dignificándola. Los insto a que abandonen el discurso autoritario y represivo de quien se cree superior. Los invito a devolverles a las mujeres que los consultan, el saber: que es poder. Ayúdenos a prevenir la atrofia que van dejando en cada útero/corazón las barbaridades represivas que muchos de ustedes les dicen. ¿Quieren saber cuántas mujeres me han dicho que su pediatra les dijo que su hijo estaba bajo peso y que le recetaron leche de fórmula y que nunca se la administraron? Muchas. Buena noticia, quedan mujeres mamíferas que confían en los fluidos de sus cuerpos.
Ustedes, profesionales y futuros profesionales, son muy importantes para recuperar la salud. Los invito a aprender sobre el puerperio: un esfuerzo por la salud de la madre, del hijo y de la sociedad completa.
Mujeres y hombres, ya saben: mi padre de un golpe reprimió mi deseo. De la misma manera que un pediatra, con una sonrisa y en 15 minutos de consulta, dictamina la sentencia del “relleno”. 15 minutos para el mundo del puerperio. 15 minutos para el vínculo de apego. 15 minutos para la salud. Es hora de dejar de negar nuestro pasado, que se hace presente desde que somos madres.
Por favor, no separemos a los recién nacidos de sus madres, nunca. Digamos nosotros, los profesionales de la salud, la verdad. No es lo mismo parir con las hormonas naturales de nuestro cuerpo- gratis, por lo demás- que con oxitocina sintética.
Digamos que se corta el perineo y los úteros de la mujeres con escasa reflexión. Digamos que vivir relaciones sexuales insatisfactorias, partos sin oxitocina natural y que cada vez haya menos lactancia, dejan a esta sociedad ¡sin oxitocina! Es decir, sin la hormona clave para el bienestar, vinculación y sociabilización amorosa.
Sepan que la mayoría de los profesionales han aprendido a atender partos medicalizados, no naturales. Y algunos pediatras están formados desde un pensamiento patriarcal y poco saben de crianza y lactancia. No es lo mismo la cuna y el coche, que los brazos.
Vamos a decir, fuerte y claro, que la leche materna es el mejor alimento para los mamíferos humanos. Que maman no sólo por hambre y sed, sino que también por seguridad y confianza. La leche de tarro no varía según las necesidades de tu hijo, no los hace más rubios e inteligentes. Esas son mentiras. Una madre bien informada, sostenida y amada, puede dar pecho.
Diremos que la lactancia materna, si bien no garantiza un apego seguro, lo fomenta y sostiene.
Una madre apegada físicamente con su hijo, es una mujer que responde de manera rápida y eficaz a las demandas de éstos.
Dejemos de comprar, todo lo que hace que la crianza tenga un precio económico alto.
Nuestros hijos nacen sabios y es el vínculo de apego el que puede fomentar o atrofiar lo sano.
La oxitocina, la leche materna, los abrazos en nuestra cama, vienen de nuestro cuerpo y son gratis. La salud, puede ser gratis.
Indígnense cada vez que una política pública no esté considerando las necesidades de ustedes y de sus hijos (recuerden que ellos, chiquititos, no tienen posibilidad de ser entrevistados y no votan). Somos nosotros los adultos éticos y responsables los que hablamos por ellos. Y son los que nos mandan, ahí alojados en el gobierno, los que debieran trabajar con amor para nosotros.
Si ustedes desean amar y criar de una manera respetuosa, partan por cuestionar el patriarcado y adulto-centrismo. ¡Rebélense! La mujer en Puerperio es tremendamente poderosa en su capacidad de amar, es hora de liberarla de las cadenas. Una mujer empoderada tiene un hijo sano. Nos conviene a todos ¿o no? pues DEBIERA.
Recuerden, ninguna manifestación ecológica será fructífera si no nos paramos a marchar por recuperar a la madre amorosa. Esa que se perdió en el bosque del patriarcado y que luego, seducida por el lobo feroz, se puso estricta, imponedora de límites, castigadora y negadora de los deseos de sus propios hijos. Mujer laboralmente visible 10 horas y madre invisible durante el mismo tiempo. Así están algunas. Hay muchas madres en el patriarcado: sistema social egoísta, jerárquico, donde unos pocos tienen, gracias al trabajo obligado de muchos otros. Así es el patriarcado; unos mandan a otros y donde las mujeres están en el último peldaño, más abajo los niños y luego las niñas.
Si recuperamos a la madre: a la madre amorosa, de pechos ricos, la de útero en movimiento, a la que goza. Si recuperamos a la mujer trabajadora con sus hijos creciendo a su lado y conseguimos a hombres nuevos, que apoyen a sus mujeres confiadas a que se atrevan a conseguir políticas públicas de apoyo real a la conciliación del mundo de la producción y de la reproducción. Si en definitiva, recuperamos el amparo emocional y el amor, estoy segura, de que recuperaremos a la madre tierra. Soy optimista.
Ya lo hemos develado. Los velos han caído. No hay secretos.
Mujeres lindas todas, deseo sus corazones latiendo, aquí, ahora. Sientan: es hora de la revolución del amor, que no es feminista, es sencillamente humana. Vamos a empoderarnos desde nuestros ciclos, hormonas y cuerpos; para nuestros hijos, parejas y trabajos. Dejemos de ser sumisas, el poder del puerperio es nuestro y desde ahí vivamos el tercer eslabón de nuestra sexualidad libres e informadas, llenas de oxitocina y placer. Sintámonos satisfechas y orgullosas de nuestra capacidad de calmar a nuestras crías; que niños calmados y felices, colmados de amor, son seguros. Jamás sumisos y no caerán en las manos de ningún depredador.
Entregaremos brazos, pero además, debemos ser valientes para pedir ayuda y alumbrar las sombras de nuestro pasado infantil. Recuerden que la mujer en etapa de crianza, ofrece al hijo su estilo relacional, el cual determina el tipo de apego, es decir, la salud.
Todo estrés afecta el sistema inmunológico. Niños con baja tensión se enferman menos y sepan: la experiencia modifica la expresión de los genes. Nosotros los adultos tenemos poder (para bien o para mal) sobre nuestros hijos que crecen. La mujer en puerperio y su hijo va con todas sus sombras, ¿preferimos no verlas?, ¿no hay tiempo? Bueno, si es así, ese hijo crecerá sombreado y, bajo tal sombra, nadie crece: hace frío ahí abajo. Los conflictos se heredan, a menos, que los hablemos y los iluminemos con luz tenue y calor.
Al reprimirse el deseo de la madre, comienza la represión del hijo y sus primeros pasos hacia la sumisión. Lean a Casilda Rodrigañez.
Hay que indignarse, ya es suficiente. Es hora de una revolución: calostral, de las madres, de la oxitocina… como quieran llamarle. Es hora de una verdadera REVOLUCIÓN, UNA REVOLUCION DEL AMOR.
Que se cumplan … ¡todos sus deseos!
Leslie Power
Mujer, madre, psicóloga clínica y actriz frustrada.
Publicado por LESLIE POWER en 11:01:00 p.m.
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Siento magnifico lo que planteas pero desesperanzador…soy una madre que debe trabajar y que no pude dar leche ..por una operacion reciente… todo esto me deprime ya que me encuentro luchando con la necesidad de tener un buen apego pesea lo adverso del contexto.
Gracias por compartir una realidad…
Leslie, no había tenido la oportunidad de leerte, y una tia, me envió esto, lo encontré fantástico. Tengo que contarte que soy soltera y tuve que luchar en mi embarazo sola por la vida, pero nunca me permití transmitirle temores ni pena a mi bebé, mientras estaba embarazad, ni ahora tampoco, y siempre estuve rodeada de mucha gente real que me quiso y al mismo tiempo quería a mi bebé. Hoy después de tres años, a pesar que lo tuve que llevar a salacuna, es un niño feliz, lleno de amor, y alegría, le di pecho hasta el año y medio y no me importaba que la gente me dijera nada, era mi hijo y aunque no descansara nada, era feliz, al verlo tan rosadito y feliz y sano. Es lo mejor que me ha pasado en mi vida y mi compañía dia a día. Gracias por publicar estas cosas y enseñar a las personas al valor que tienen los minutos con nuestrso hijos. Un abrazo, Leslie Riveros N.
Muchísimas gracias!!! Lesly, eres fenomenal!!! Por favor necesito comunicarme contigo, tengo miles de sombras que no me han permitido disfrutar a mi Bebito y puerperio… Pero gracias a Dios, a mi instinto, a mi esposo y a ti creo no hacerlo mal, pero estoy tan ansiosa, que quiero hacerlo excelente 🙂
excelente conferencia y tranquila que aun nacen niños con amor. el mio nació en la casa así y conozco a otros mas, nada de separación y esas coas, aunque la sombra del puerperio siempre esta presente, incluso con esa suegri que te aconseja no dar mas pecho porque estas muy flaca y esas tonteras, en fin.